SACA LO MEJOR DE TÍ

Si no le vas a poner empeño, ni lo hagas.

Si no lo vas a hacer con esfuerzo, ni te muevas.

Si no lo vas a hacer con ilusión, ni te empeñes.

Si no lo vas a hacer con constancia, ni te atrevas.

Si no le vas a poner un poco de ti… ni te molestes.

Hagas lo que hagas, saca lo mejor de ti, porque estarás dejando huella en tu mundo, en tu vida, incluso en la vida de los demás.

Ve al límite de lo más inesperado, sorprende, porque puedes lograr grandes cosas, y sólo tú puedes hacerlo.

Sólo tú puedes cambiar tu vida, ponerla patas arriba, dar giros, piruetas y saltos mortales…

Tú eres la única persona que puede provocar el cambio, y sé el único/a en ello.

Sé decisivo/a en tu vida, y haz que sea realmente maravillosa para ti.

Texto: @lqmed

Volver a la curiosidad de un niño

¿Conoces la frase «Lo que crees, lo creas»? Hoy quiero hablarte de las creencias y del enorme impacto que éstas tienen en tu vida. Antes de profundizar, quiero comentarte que usaré la etiqueta «convicción» ya que describe mejor el mecanismo de certidumbre que opera en este caso, en contraposición con la etiqueta «creencia» que puede contener un significado de duda que no está presente en el proceso.

La convicción es uno de los principales modelos que operan a la hora de construir tu experiencia y determinan muy significativamente el progreso hacia tus objetivos y bienestar. Si pensáramos en el ser humano como un carruaje (Annie Marquier, La Libertad de Ser), en el que los caballos son las emociones y el chasis es el cuerpo, tus convicciones serían el cochero que dirige el devenir de tu marcha. Digamos también, usando otra metáfora, que las convicciones son las gafas con las que observamos e interpretamos el mundo. Pero no solo eso, las convicciones son también el origen de la mayor parte de las acciones que llevas a cabo. Desde tus convicciones describes el mundo y también desde tus convicciones prescribes tus acciones y comportamiento.

¿Qué forma tienen?

Aquí van algunos ejemplos de convicciones, a priori, limitantes porque pueden actuar de freno:

  • «La vida es dura»
  • «Soy poco creativo»
  • «Esta empresa siempre será un desastre»

En contraposición, aquí tienes ejemplos de convicciones, a priori, posibilitadoras porque pueden actuar de acelerador:

  • «Yo puedo»
  • «Todo es posible»
  • «De todo se aprende»

¿Cómo funcionan las convicciones?

  • Para explicar lo que experimentamos: Las convicciones que te acompañan son creadas por «tu sistema» como un «presunto saber» que te permite describir y comprender un acontecimiento. Creamos ese «saber» porque nos ayuda a integrar lo que observamos tanto en nuestro entorno como en nosotros mismos. En muchas ocasiones, ese «saber» lo hacemos propio por estar presente de forma extendida en las personas de nuestro entorno. Estaríamos hablando de convicciones culturales. Por otro lado ese «presunto saber», que resulta útil en el momento de crearlo, puede ser tu peor enemigo en otro momento de tu vida por no permitirte acceder a nuevas «posibilidades de saber o entender el mundo».
  • Operando en el «segundo plano»: Otra característica es que las convicciones más poderosas operan a nivel inconsciente. Tienes tan claro y tan integrado que «algo/alguien/tú mismo es de una determinada forma» que no tienes por qué activarlo desde el consciente si no que permanece activo de forma constante y no consciente. Es como un programa de ordenador, que arranca todas las mañanas al despertar, y que tú no ves tu pantalla (tu consciente) porque se está «ejecutando en segundo plano» (tu inconsciente) pero que por supuesto está interviniendo activamente en el comportamiento de «tu ordenador». Las convicciones suelen aparecer en el «primer plano» principalmente para reafirmarse, como explico a continuación.
  • Haciendo trampas para subsistir: La característica más destacable en la forma de operar de las convicciones es su naturaleza «auto-realizadora». ¿Qué significa? Las convicciones hacen trampas para que tú las mantengas vivas. La trampa consiste en que configuran tu atención y tu forma de interpretar el mundo para que la convicción quede validada. Por ejemplo: Si tienes la convicción de que los gatos son ariscos, pasarás por alto cualquier experiencia o información en la que el animal muestre un comportamiento cariñoso, pero eso sí, el día que en la prensa detectes el titular «un gato hiere gravemente a su dueño» lo comentarás con todo aquel que tengas a tu lado y sentirás como un alivio interior al volver a re-afirmar tu «presunto saber». Cuando se trata de gatos el impacto puede ser limitado, pero cuando la convicción es que la «vida es dura», «esta empresa no tiene remedio» o «mi jefe me odia» no solamente te dificultará seleccionar acontecimientos que pongan en entredicho tu «presunto saber» (describir) sino que incluso te comportaras (prescribir) de forma que la convicción siga siendo válida. Así si crees que «para ganar hay que sufrir», cuando consigas algo bueno de forma sencilla y fácil puede que empieces a descreditar eso que has conseguido. Si no hubo sufrimiento no puede haber ganancia….

¿Te das cuenta del enorme poder que tienen las convicciones? El primer paso que te sugiero para empezar a tomar el mando sobre ellas es que potencies tu capacidad de cuestionar lo que observas en ti y en tu entorno. Cuestionar desde una actitud de desaprender para volver a aprender. En poco tiempo te darás cuenta como hay infinitas posibilidades de entender el mundo y, desde ahí, nuevas posibilidades de acciones y por tanto de resultados. Para esto, la curiosidad será tu mejor aliada. Curiosidad por abrirte a un «nuevo saber» qué te lleve hacia donde tú quieres y, sobre todo, la curiosidad que te hará mucho más libre.