SOY ADICTO

Durante un taller de FullCoaching interrogué a los asistentes sobre cuales son sus principales adicciones. Sólo uno de los participantes mostró sin tapujos su adicción: “soy adicta al whatsapp” confesó. No hubo más respuestas públicas a la pregunta lanzada.

¿A qué soy adicto? ¿Alguna vez te hiciste o te hicieron esa pregunta? Un gran maestro amigo mío me dijo: “Esa pregunta es una provocación”. Y es que es una pregunta que quizás conecta con nuestra vulnerabilidad lo cual nos lleva al impulso de esconderla y no responder. Los especialistas en el tratamiento de adicciones destacan la importancia que tiene para superar cualquier adicción el tomar consciencia de la misma para después ser capaz de reconocerla delante de los demás. “Mi nombre es John y soy alcohólico” es una forma habitual de abrir sesiones para combatir la adicción al alcohol.

La adicción a un estado de SER

Hay una adicción en la que no solemos reparar y que es fundamental conocer, reconocer y vencer para emprender el camino de la superación y, porque no, el camino del mayor bienestar y la plenitud. Me refiero a tu adicción a ser como eres. Algunos maestros se refieren a ella como la adicción a un estado de SER. Somos adictos a una forma de pensar, una forma de comunicarnos, somos adictos a una forma de sentir, somos adictos a ciertos estados de ánimo y también somos adictos a una forma de caminar y, en general, a un estado corporal. La adicción no es en sí misma ni buena ni mala sino que puede estar construida con adicciones que nos sirven y adicciones que nos frenan. Así podemos impulsarnos con la adicción a hacer deporte, a cuidar de nuestros hijos, la adicción a seguir aprendiendo o con la sana adicción a dormir veinte minutos después de comer. Pero podemos vernos lastrados y sufrir con la adicción a quejarnos, la adicción a tratarnos mal, la adicción  al miedo, la adicción a buscar la aceptación de los demás, la adicción a vivir en el futuro o la adicción a rechazar lo diferente.

Despertar en la cárcel
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La adicción se hace visible para ti cuando decides emprender el camino de la auto-observación y empiezas a dedicar tiempo y esfuerzo en mirar dentro de ti, en conocerte y tomar consciencia de cómo funcionas. Según vas profundizando en esa mirada interior y más consciente te haces de tu personalidad más evidente se hace la intensa adicción a un determinado estado del SER. Observar y generar consciencia, decimos los coaches. Pero la consciencia no es la meta, es sólo el comienzo del viaje a superar nuestros límites. Porque en muchas ocasiones, no me atrevo a decir en todas, tomar consciencia de tu “yo” te lleva directamente a la frustración por descubrir que vives encadenado a una adicción que hasta ese momento, aunque plenamente activa, era desconocida y por tanto te permitía vivir en una ingenua pero cómoda sensación de libertad. El proceso de consciencia te sitúa abruptamente en una cárcel en dónde entran rayos de luz pero en donde el reto de derribar los barrotes ya es la única opción.

La batalla ha comenzado

zxc“¿Por qué es tan difícil cambiar?”, “Ya sé que mi problema es que me quejo por todo, pero ¿qué hago para evitarlo?” son algunos de los comentarios extraídos de mis sesiones de FullCoaching. Pues el principal obstáculo para cambiar es tu adicción a una forma de ser, que es la que te permitió llegar hasta aquí, hasta hoy. Es importante entender y reconocer que ese estado de ser que ahora quieres abandonar, aunque con sus imperfecciones y sufrimiento, te trajo hasta este lugar y este tiempo. Quieres superar tus límites y para eso debes derribar las cadenas de tu estado del ser que te lo impiden, esas que te sirvieron hasta hoy pero que decides soltar y es por esto que tu cuerpo, tu mente y tus emociones se rebelan contra tu decisión. La batalla ha comenzado.

Juampe Manrique  

Coach Ontológico                                                                                                                                                    

Socio Fundador INSIDING